En este post del blog de nuestra consultora informática vamos a ver algunas razones por las que es recomendable contar con una nube privada en tu empresa. Lo primero, eso sí, es refrescar qué quiere decir el término “nube”.
Hablamos de un sistema de almacenamiento hosting cloud para guardar datos en un servidor externo. Normalmente este es propiedad de una empresa ajena a la nuestra, con la que contratamos este servicio. Teniendo en cuenta que los datos son accesibles desde cualquier lugar que tenga acceso a Internet y desde cualquier dispositivo, este tipo de almacenamiento es el llamado almacenamiento en la nube.
Cuando hablamos de nube privada, nos referimos a un modelo de cloud computing con un entorno distinto y seguro donde solo podrá operar un cliente específico. Ahí, los servidores serán de su propiedad. Esto garantiza el acceso único al cliente y proporciona un mayor control y privacidad, ya que no es un recurso compartido.
Ventajas de una nube privada
- Mayor control. Como solo puede acceder una sola organización y no es un recurso compartido, hay que configurarla en base a las necesidades específicas. Es decir, diseñar una solución de red a medida.
- Seguridad y privacidad. Se puede garantizar la seguridad de las operaciones con distintas técnicas aplicadas en este tipo de nubes. Por ejemplo, conjuntos diferentes de recursos con acceso restringido a conexiones que se realizan desde detrás del firewall de una empresa.
- Mayor fiabilidad. Los recursos disponibles se pueden distribuir según el flujo de trabajo y controlándolos totalmente. Además, las aplicaciones más sensibles tendrán garantizado su funcionamiento.
- Personalización. La nube privada usa recursos propios de la empresa. Por eso, precisa de un grado de control y personalización muy complicado de lograr en una nube pública.
¿Nube pública o nube privada?
Todas las nubes, públicas o privadas, necesitan cierto trabajo de gestión de sus infraestructuras tecnológicas. En las públicas, la mayor parte de esa responsabilidad recae en el proveedor de la nube. En cambio, en las nubes privadas se necesita de una gran cantidad de recursos de cara a especificar, actualizar, mantener y salvaguardar la estructura física. Algo que, según te recordarán los expertos de Imagar, implica una importante inversión de capital que a medio plazo redundará en una interesante rentabilidad.
En el caso de muchas empresas es preferible una nube privada por las restricciones normativas que prohíben alojar su información en sitios compartidos a los que puedan acceder terceras personas.
Hablando de la capacidad de la infraestructura, la nube pública es más grande ya que es una plataforma la que soporta muchos servidores. En cambio, la nube privada depende de una determinada organización, de sus políticas y del capital con el que cuente.
En lo referido a la información, hay que tener en cuenta que, cuando una empresa accede a la nube, está confiando sus datos, privacidad e información a terceros. Por eso, una nube privada genera más confianza al estar controlada directamente por la organización.
La nube privada y la nube pública se diferencian, sobre todo, en el modelo de plataforma y gestión. La pública opera como una gran plataforma con muchos servidores que almacenan datos de distintas empresas. Toda la información, funcionamiento, mantenimiento y actualización la gestiona el proveedor de servicios.
La nube privada será la opción más indicada si se busca un total dominio de la privacidad y la empresa tiene capacidad de gestionarla por sí sola, asumiendo el coste operativo que conlleva. Lo cierto es que no hay un modelo de cloud computing que sea mejor que otro, cada uno responde a necesidades diferentes. Por lo general, la nube pública es mejor para empresas pequeñas y medianas que no tengan que almacenar tantos datos como una grande o la administración pública, que optará seguramente por la privada.