Incorporar tecnología en cualquier área de la vida es un cambio, desde luego con finalidad positiva. Pero que implica también un cambio en la manera de hacer y de pensar y esta puede ser la parte más difícil.
En Imagar, como consultoría informática especializada en soluciones digitales, sabemos que incorporar nueva tecnología en una empresa no es simplemente instalar un software o migrar a la nube. Es, sobre todo, un cambio cultural. Es cambiar cómo las personas trabajan, se comunican, toman decisiones y resuelven problemas. Y en este sentido, la labor de un buen líder es ayudar a que el cambio sea lo más fluido posible. ¿Cómo? Te contamos nuestras ideas.
Paso 1: No empieces por la tecnología, empieza por las personas
Uno de nuestros mantras es: la tecnología es una herramienta para facilitar la vida a las personas. Esto viene a que uno de los errores más comunes en la gestión del cambio tecnológico es enfocarse en la herramienta antes que en el usuario. Lo hemos visto muchas veces: se implanta un nuevo ERP, CRM o sistema de trabajo remoto, pero el equipo lo rechaza, lo usa mal o, directamente, no lo usa.
¿Por qué? Porque no se preparó a las personas para el cambio. Y ningún software, por avanzado que sea, tiene impacto si no se integra en los hábitos del día a día.
Imagina que tienes una empresa del sector industrial e implantas un nuevo sistema de gestión de inventario conectado a dispositivos móviles. El sistema es ágil y moderno, pero nadie del equipo de almacén lo usa ¿Por qué? Porque no se les ha explicado bien, no han participado en el proceso de selección, y se sienten reemplazados por la tecnología.
La solución es sencilla: reabre el proceso, escucha a los operarios, adapta parte de la interfaz a su lenguaje, ofrece formación práctica y, sobre todo, reconoce su papel como pieza clave en el cambio. Es decir: involucra a los equipos desde el principio. Pregunta, escucha, valida. No presentes el cambio como una imposición, sino como una mejora en la que todos tienen algo que ganar.

Paso 2: Define una estrategia clara y mide el progreso
Gestionar un cambio tecnológico no es solo decir “vamos a digitalizar la empresa”. Se trata de hacerlo con cabeza, y para ello, tiene que haber una hoja de ruta, hitos claros y métricas objetivas.
Así, antes de empezar tienes que tener claro qué tipo de problema vas a resolver. Y es que, no es lo mismo implementar un sistema de facturación para ahorrar tiempo, que un software de análisis de clientes para vender más. Además, debes pensar qué tipo de indicadores vas a seguir. Por ejemplo: reducción de tiempos de espera, número de incidencias, porcentaje de adopción, ahorro de costes, mejora de la productividad.
Por último, pero quizás más importante, tienes que plantearte cómo vas a capacitar al equipo. El aprendizaje no es un taller y ya está. Tiene que haber formación continua, mentores internos y canales de apoyo.
Se trata de poner objetivos claros, acompañar el proceso con liderazgo interno y medir constantemente. Si no mides, no mejoras.
Liderar el cambio tecnológico es liderar el futuro
Hay algo que muchas empresas pasan por alto: el cambio tecnológico no termina cuando se implanta una herramienta. Termina cuando esa herramienta mejora realmente el trabajo diario.
Y eso solo ocurre con una buena estrategia de gestión del cambio, una comunicación transparente y una cultura de aprendizaje continuo. No necesitas tener un departamento de innovación de 10 personas ni invertir millones. Necesitas tener claridad, liderazgo y un socio tecnológico que te acompañe.
En Imagar, como consultoría informática, ayudamos cada día a empresas a diseñar y ejecutar sus planes de transformación digital. Desde la selección de herramientas hasta la formación y el seguimiento, nuestro enfoque es claro: que la tecnología sirva a las personas, y no al revés.